El embarazo es una época de enorme crecimiento tanto personal, familiar y corporal. Este último, no siempre es sencillo de afrontar y toma tiempo asimilar que nuestra imagen ha cambiado.
Como sabes, el aumento de peso es un signo de progreso saludable tanto para ti como para el feto, pero incluso si estás muy contenta con ello (menos con las náuseas matutinas), puede ser muy fácil que los problemas de imagen corporal te depriman.
Tiene mucho sentido que las emociones estén a flor de piel y los cambios en tu cuerpo sean complejos. No se trata sólo de ti, sino de los estigmas sociales que pueden ser especialmente contagiosos cuando estás embarazada. Según explica la doctora Ángela C. Incollingo Rodríguez, subdirectora de ciencias psicológicas y cognitivas del Instituto Politécnico Worcester de Massachusetts, en nuestra sociedad todavía impera la vergüenza por el peso y el tamaño corporal tiene una carga moral.
Encontrar la manera de sentirte mejor empieza por reconocer que la estás pasando mal. Darte la oportunidad de reconocer el dolor y saber que eso no significa que no estés emocionada por tu bebé.
¿Cómo afrontar los cambios físicos por el embarazo?
1. Encuentra una forma significativa de conectar con tu cuerpo.
¿No te sientes bien con tu aspecto? Según explica a SELF la doctora Nichole Wood-Barcalow, psicóloga licenciada y autora de Positive Body Image Workbook, encontrar el placer de autocuidarte puede ayudar para que hagas las paces con tu imagen corporal y tengas un embarazo más feliz. Gantt recomienda empezar con actividades que te gustan y que te hacen sentir fuerte. Por ejemplo, nadar, hacer yoga o pilates.
Otra manera de distraer tu mente, es pensando en lo maravilloso que está creciendo dentro de ti, ¡tu bebé! Por ejemplo, cuando notes que crece tu baby bump, piensa en todo el trabajo que está haciendo tu cuerpo para mantener al feto, o puedes aprender más sobre qué tipo de desarrollo se está produciendo en cada etapa del embarazo. Esto te ayudará a mantenerte anclada en el momento presente.
2. Intenta que tu dieta sea equilibrada, pero ten en cuenta que también mereces disfrutar de la comida.
A medida que cambien tus hábitos alimentarios y avance el embarazo, siempre puedes consultar a tu médico si tienes dudas sobre tu aumento de peso. Y si tus pensamientos sobre la comida están perturbando tu felicidad u otros aspectos de tu salud, ponte en contacto con tu ginecólogo-obstetra, que podría ofrecerte recursos y ponerte en contacto con un nutriólogo.
3. Si las redes sociales te hacen sentir fatal, revisa tu alimentación.
A menudo, el contenido sobre el embarazo en las redes sociales tiende a inclinarse hacia cómo nos vemos en lugar de cómo nos sentimos, dice la Dra. Rodríguez, incluso si lo que ves no habla abiertamente de la apariencia. Asimilar este tipo de cosas puede ser duro para cualquiera. Y si ya estás pasando por un mal momento, advierte la Dra. Rodríguez, no te ayudará compararte con "la versión perfecta, filtrada y curada de alguien", lo que podría llevarte a juzgarte más a ti mismo, y eso también puede manifestarse en la forma en que te relacionas con tu cuerpo.
El tiempo que pasas fuera de internet también importa. Las interacciones con personas que pueden estar pasando por experiencias similares, puede ser de gran ayuda.
4. Comparte tus experiencias de alimentación y salud mental con tu equipo médico
Si notas que estás pasando por un momento difícil con la comida y la imagen corporal, no asumas que tienes que superarlo tú solo. Habla con tu equipo médico y pide ayuda.
Puedes empezar por exponer tus posibles experiencias pasadas y presentes con problemas de salud mental (incluidos los trastornos alimentarios) y problemas de inseguridad alimentaria (que pueden ser un factor de riesgo de trastornos alimentarios), explica la doctora Jennifer B. Webb.
5. Busque un profesional de salud mental especializado en atención perinatal
Considera la posibilidad de añadir un terapeuta perinatal a tu equipo de atención para que te ayude con cualquier sentimiento potencialmente delicado sobre tu cuerpo después de dar a luz. "No es de extrañar que las investigaciones hayan demostrado una relación entre las dificultades con la imagen corporal durante el embarazo y la depresión posparto", dice el Dr. Webb.
"El embarazo es una época de muchos cambios rápidos; hay cascadas fisiológicas que influyen en cómo nos sentimos", dice la Dra. Rodríguez.
6. Si te preocupa estar mostrando signos de trastornos alimentarios, habla con un profesional que pueda ayudarte
No es necesario que las cosas vayan mal para justificar la búsqueda de ayuda de un profesional de la salud. Sin embargo, hay algunas red flags que valen la pena tomar en cuenta para pedir ayuda inmediata, por ejemplo: cuentas las calorías, constantemente te pesas en la báscula, o, haces mucho más ejercicio en un intento de evitar que tu peso aumente.
Si no estás seguro de por dónde empezar, existen recursos que pueden orientarte en la dirección correcta, como la Asociación Nacional de Trastornos Alimentarios (NEDA), que ofrece un directorio de tratamientos durante el embarazo.
