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Las de la Casa

Ana Paola Dávila | 16/06/2024 | 06:35

La tradición de quedarse por horas sentado en una mesa después de terminar de comer, conocida como la sobremesa, es un hábito profundamente arraigado en la cultura mexicana y en varias partes del mundo. Este concepto se refiere al tiempo dedicado a la conversación y el disfrute después de una comida, creando un espacio para la convivencia social que trasciende el ámbito culinario. La sobremesa refleja la importancia de la comunidad en diferentes culturas.

El origen de esta tradición se puede rastrear hasta las antiguas civilizaciones mediterráneas, donde el acto de comer siempre ha estado íntimamente ligado a la socialización. En la Antigua Grecia, las comidas eran eventos sociales en los que se discutían temas filosóficos y políticos. Los romanos también cultivaban el arte de la conversación después de las comidas en sus famosas cenas (convivia), que podían durar horas y eran acompañadas por el consumo de vino y la discusión de temas variados.

En México, esta práctica es casi sacrosanta. El café y, a veces, un licor digestivo suelen acompañar las horas de conversación. No existe una regla específica o un tiempo adecuado para la práctica de la sobremesa, que puede durar desde media hora hasta varias horas, siempre acompañada de más comida o bebida. Todo depende de la ocasión y la compañía.

En una encuesta realizada en redes sociales con 100 personas, el 46% de los encuestados mencionaron que practican la sobremesa los fines de semana. Dentro de esta misma encuesta, el promedio de tiempo que pasan estas personas en una sobremesa es de entre 4 y 5 horas. Algunos usuarios comentaron que el máximo tiempo que han pasado llega incluso a las 12 horas o "infinito", como respondió uno de los encuestados.

Este hábito lo comparte México con varios países del mundo. En España, por ejemplo, es común alargar la conversación después del almuerzo y hasta la hora de la siesta, otra famosa tradición española.

Cada cultura tiene su propia bebida tradicional para acompañar estos momentos de ocio. En Italia, es común el Limoncello; en Francia, un buen vino, queso o digestivo como el coñac; en Grecia, un café griego o un licor tradicional como el ouzo; en Turquía, un café turco o té; en Argentina, un buen vino o mate; en Portugal, un digestivo como el licor Beirao; y en Brasil, una cachaça, un destilado brasileño. Aunque las preferencias pueden variar, estas bebidas son parte integral de la sobremesa en cada país.

A diferencia de estos países que disfrutan de una vida más lenta y social, en Estados Unidos esta costumbre es prácticamente inexistente. La vida moderna estadounidense suele ser acelerada, con horarios fijos y pocos espacios de relajación. Las comidas son rápidas y funcionales. Es común que tan pronto se está terminando el postre en un restaurante, traigan la cuenta, aunque no se haya pedido.

Los restaurantes en Estados Unidos creen en la rápida rotación de mesas, y es común que, al hacer una reservación, se informe que el tiempo de comida es de máximo dos horas. Esto se debe, en parte, a la cultura del "fast food" y a la creencia en la eficiencia del tiempo y la compresión de los espacios de ocio.

Es una lástima que existan personas que no conozcan esta amada cultura con múltiples beneficios. La sobremesa no solo ayuda a fortalecer lazos familiares y amistosos, también

puede ayudar a la digestión y a la reducción del estrés al no apresurar el momento y darle la importancia merecida a la hora de la comida.

"Me hace sentir relajada y en paz", comentó un usuario cuando se les preguntó qué era lo que disfrutaban de esta práctica. La mayoría contestó que la conversación mejora en la sobremesa y que eso era lo que más disfrutaban. "El tema se pone más interesante", comentó otro usuario. "La gente platica lo bueno al último". No faltaron quienes contestaron que el "chisme" era la mejor parte de la sobremesa, aunque predominó la buena plática y el tiempo valioso de convivencia.

En un mundo cada vez más acelerado, la sobremesa ofrece un respiro. Una pausa en una vida planeada con estrictos horarios para valorar la buena compañía. Ya sean 15 minutos o 4 horas, la sobremesa equivale a tiempo de calidad con seres queridos.