Aguascalientes, AGS; En Aguascalientes, aunque cada vez más jóvenes acceden a la educación superior hoy ya suman cerca de 72 mil estudiantes, muchos no logran llegar al final del camino. El doctor Francisco Rangel Cáceres, director de Educación Superior del Instituto de Educación de Aguascalientes (IEA), reconoció que más del 5% de los estudiantes abandona sus estudios, principalmente por razones emocionales, no económicas. “El estrés, los problemas familiares o simplemente no sentirse identificados con la universidad influyen más que la falta de recursos”, explicó.
Uno de los factores más frecuentes es que muchos alumnos no ingresan a su primera opción, como la Universidad Autónoma o el Tecnológico, y terminan en instituciones que no los convencen. “Muchos se dan de baja esperando reintentarlo el próximo año; algunos lo hacen hasta dos o tres veces”, señaló Rangel. Esta situación ha llevado al IEA a impulsar programas que fomenten el sentido de pertenencia y mejoren la experiencia universitaria desde el primer semestre.
Para enfrentar esta realidad, se creó un comité estatal especializado en deserción, donde participan psicólogos, docentes y expertos en salud mental. Desde octubre del año pasado, comenzaron a analizar las causas de fondo. “Detectamos que la ansiedad, la falta de acompañamiento emocional y la poca conexión con la carrera elegida son detonantes clave”, dijo el funcionario. Por ello, algunas universidades ya trabajan con sus propias áreas de Psicología para atender a los alumnos antes de que abandonen las aulas.
El IEA también impulsa el programa ProMEca, que busca elevar la calidad académica y la retención en 25 universidades del estado. La estrategia incluye tutorías más cercanas, atención emocional y espacios de acompañamiento. “Queremos que los jóvenes se enamoren de su universidad y se queden”, expresó Rangel.
La deserción, afirmó, es un fenómeno silencioso que pocas veces se detecta a tiempo. Por eso el llamado es a actuar de forma preventiva, identificar los focos rojos desde el inicio y brindar a los estudiantes no solo clases, sino contención emocional. “Porque no es que no quieran estudiar… a veces, simplemente no pueden solos”, concluyó.