Se conoce con el nombre de ojo de pescado a una lesión plantar, causada por el virus del papiloma humano (VPH). La apariencia áspera y protuberante puede acarrear molestias y dolor.
El ojo de pescado en el pie es benigno y suele desaparecer por sí solo al cabo de unos años. Sin embargo, es pertinente consultar con un dermatólogo para confirmar el diagnóstico y evaluar si es necesario un tratamiento o no.
Síntomas del ojo de pescado en el pie
El ojo de pescado se manifiesta como una pequeña elevación o engrosamiento localizado de la piel de la planta del pie. Tiene un color amarillento o grisáceo y, a menudo, se acompaña de pequeños puntos negros en el centro de la verruga (son coágulos de sangre).
Como bien adelantamos, la posición más frecuente es la planta, donde ejercemos más presión. Aunque también se registran en los dedos de los pies y los talones.
La superficie de la lesión es rugosa y gruesa, similar a la textura de una coliflor. Puede mostrar una decoloración que varía desde el rosa oscuro hasta el marrón, el gris o el morado.
A veces, la mera presencia es la única señal evidente de la infección por el VPH. Otras veces, se acompaña de los siguientes síntomas:
Dolor
Sangrado
Molestias al pisar
Si crecen múltiples verrugas juntas, en un gran grupo, se las conoce como verrugas en mosaico.
Diferencias con otras lesiones del pie
Los ojos de pescado pueden parecerse a los callos de los pies y a los ojos de gallo. Un dermatólogo es el profesional indicado para evaluar el problema, aunque hay algunas características que te permitirán inferir de antemano cuál sería el diagnóstico.
Los callos son acumulaciones de piel dura y gruesa. Se forman como respuesta a la fricción, el roce, la irritación o la presión repetida. No son contagiosos y se localizan en pies y manos; en general, sobre una articulación.
Los ojos de gallo, por su parte, son un tipo de callo puntiagudo que se forma entre los dedos de los pies. Casi siempre entre el cuarto y el quinto, debido a la fricción o roce constante entre ambos. Pueden ser dolorosos.
¿Cuál es la causa del ojo de pescado en el pie?
La causa principal del ojo de pescado en el pie es la infección por diferentes subtipos del virus del papiloma humano o VPH. Estos patógenos ingresan a la piel a través de grietas, cortes o microtraumatismos, que pueden ser provocados por la misma fricción del movimiento habitual.
Una vez que el VPH invade, estimula la proliferación de queratinocitos, células epiteliales responsables de formar la capa externa de la epidermis. Este aumento exagerado de queratina da lugar a la verruga.
Pueden pasar de 2 a 6 meses desde la exposición al VPH hasta que aparecen las verrugas plantares.
A pesar de ser de la misma familia, el tipo de VPH responsable del ojo de pescado no es el mismo que provoca las verrugas genitales de transmisión sexual. Además, estas últimas sí aumentan el riesgo de cáncer (en las mujeres, de cuello uterino).
¿Cómo se contagia?
Las verrugas plantares son contagiosas. El virus puede transmitirse de varias maneras:
Por el contacto directo piel a piel con alguien que las tiene.
Al compartir artículos personales contaminados, como zapatos, calcetines o toallas.
Por caminar descalzo y contactar superficies contaminadas con VPH, como gimnasios, piscinas públicas, saunas y baños de vapor. Los entornos cálidos y húmedos propician el desarrollo del virus.
La infección se contrae con más facilidad si existe una abertura o grieta en la piel.
¿A quiénes afecta?
El ojo de pescado en el pie puede afectar a cualquier persona. Tiene una incidencia anual del 14 % en la población general. La mayoría de los casos se concentran en personas menores de 18 años.
De todos modos, no siempre que se entre en contacto con el VPH aparecerán verrugas. Hay ciertos factores que aumentan el riesgo de desarrollar esta lesión, como los siguientes:
Ser de raza blanca.
Tener 65 años o más.
Ser un niño o un adolescente.
Tener una enfermedad autoinmune o un sistema inmunitario debilitado.
¿Cuál es el tratamiento?
Si bien el ojo de pescado en el pie tiende a desaparecer por sí solo después de 1 o 2 años, existen tratamientos médicos para abordarlo. Uno de los objetivos es evitar la propagación de las verrugas. Además, muchos pacientes sufren dolor e incomodidad, lo que les impide llevar una buena calidad de vida.